Hace un par de días me encontré esto en la escalera del gimnasio:
Es curioso que en una ciudad en la que más del 50% de los habitantes son extranjeros o por lo menos no nacieron alemanes o de padres alemanes, en la que el tejido industrial depende de la mano de obra extranjera, donde a penas hay paro, siga habiendo imbéciles que no aprendieron la lección del 45.
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