lunes, 6 de agosto de 2012

La Zaragoza germana

El pasado julio acabó la exposición La pequeña Alemania de Zaragoza en el Centro de Historias de Zaragoza. La exposición habla del grupo de alemanes que se refugiaron en Zaragoza tras la expulsión de Alemania del Camerún por las tropas inglesas y francesas durante la I Guerra Mundial. Podéis leer toda la aventura de estos inmigrantes contra su voluntad en Soldados en el jardín de la paz o ver la entrevista al autor del libro en Aragón Televisión.

Pero las relaciones con Alemania son muy anteriores a la colonia alemana y al Colegio Alemán. De visita en Ravensburg, en el Museo Humpis-Quartier, aparece Zaragoza. Durante los siglos XV y XVI, la Große Ravensburger Handelsgesellschaft («La gran compañía comercial de Ravensbug») tenía oficinas en Barcelona, Valencia y Saragossa, naturalmente aparte de las que tenían en Francia e Italia.





Tener oficinas en Barcelona y Valencia era relativamente habitual, ambas grandes puertos de mar, con redes comerciales que se extendían por todo el Mediterráneo. Pero una oficina en Zaragoza no es tan habitual, ya que Zaragoza, aunque era un centro comercial muy importante para el área central del valle del Ebro y una ciudad relativamente rica, definitivamente no era un centro mundial de intercambio comercial. La primera noticia de la oficina es de 1430, y su decadencia comenzó con la llegada de Ulrich Ehinger, que descuidó el comercio y se dedicó a la gran vida a costa de la compañía. En 1523 la oficina estaba tan mal, que a los dos enviados para arreglar el asunto, Ulrich Geßler y Heinrich Stüdlin, no les quedó más remedio que cerrarla en 1526.

¿Y qué buscaban aquí los alemanes? Pues azafrán. Aragón era uno de los principales cultivadores de azafrán, una especia muy apreciada en la dad Media. Además también compraban lana, tanto aragonesa como castellana, que también se comerciaba a través de Zaragoza, y pieles. Los zaragozanos compraban sobreros de piel de castor, sobreros de paja, sobreros para curas, ligas rojas, cuerdas, tinteros de cuerno, cucharas, cuchillos, martillos de herrero, espuelas, mazos, campanillas, dedales, tijeras, rosarios, puntas de plumas, gafas de cuerno y piedras preciosas. También era muy popular en Zaragoza el lienzo de Ravensburg, que vendían en diversos colores.

Podéis leer más en la página web de Ana von Hundbiß. Navegando un poco encontraréis varias páginas que mencionan la oficina de Zaragoza y su historia.

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