viernes, 27 de agosto de 2010

Los locos años veinte

Los años veinte del siglo XX fueron una de las épocas más creativas de la cultura occidental. Tras la I Guerra Mundial, que se creía sería la última guerra, se extendió un optimismo que tenía mucho que ver con tratar de olvidar los horrores vividos. Fue una época de libertad, de apertura, que desgraciadamente acabó con el Crash del 29, preludio de la Guerra Civil española y la II Guerra Mundial.

También en España fue una época extraordinariamente fecunda: son los años de la Edad de Plata y de la II República. Y también en España hubo una ligera liberalización de las costumbres, son los años de la escandalosa sicalipsis. Naturalmente no se deben exagerar esos «excesos», que eran ridículos si se comparan con lo que ocurría en París, Berlín o Nueva York, las grandes capitales de la época. Pero no olvidemos que hubo una productora cinematográfica de pornografía española, de la que a penas se sabe nada, aunque hayan sobrevivido tres películas.

Aquí tenéis un pequeño ejemplo del tipo de cuplé que se hacía en la época, ¡nada menos que una canción que habla de la homosexualidad! Claro que no podía hablar de la homosexualidad de forma positiva, eso no llegaría hasta finales de siglo, pero son los primeros pasos de la visibilización, llena de tópicos:
  • los homosexuales en realidad son hombres que quieren ser mujeres,
  • homosexuales son sólo los pasivos afeminados,
  • el mundo se acaba si todos los hombres se hacen homosexuales,
  • y claro, la homosexualidad es un vicio adictivo, sino el punto anterior no tendría sentido.


Mercedes Serós seguro que se ganó muchas críticas por cantarla, porque hablar de la homosexualidad, aunque fuera de forma negativa, ya era escándalo suficiente. Este es el único caso que conozco en que la homosexualidad es mencionada en una canción española. Sería interesante descubrir si había más.

Esa pequeña ventana se cerró definitivamente con la Guerra Civil, que representó el triunfo del catetismo más rancio. Pero no echemos toda la culpa a los fascistas, los gustos ya habían cambiado a principios de los años treinta, prefiriendo el público aires mucho más folclóricos y cantantes más modosas.

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