lunes, 24 de junio de 2013

Monarquía

El otro día, viendo una de las protestas contra los recortes de la sanidad, vi, entre banderas autonómicas y del partido comunista, bastantes banderas republicanas. Me resultó un tanto sorprendente que las banderas republicanas aparezcan cada vez más en los movimientos de protesta, que no tienen mucho que ver con ello. Supongo que los abucheos que sufren los reyes y los príncipes están en la misma línea. Reconozco que el rey y su familia está llevando el asunto a un nivel en que se está haciendo difícil defender su existencia, pero también creo que no hemos llegado al punto en que haya que plantease un cambio.

Yo soy «monárquico utilitarista», es decir, considero que la monarquía es un sistema de gobierno tan bueno como los demás mientras sea útil. Creo que la monarquía es tan buena como un sistema republicano, a pesar de que entiendo la preocupación teórica de que exista una familia que tenga privilegios hereditarios. El argumento también puede llevarse desde el otro lado: las desventajas que conlleva un puesto público como el del rey (falta de privacidad, falta de libertad, etc.) no debería esperarse de nadie por nacimiento.

Para mí el argumento es desde el punto de vista de la utilidad: nos beneficia tener un jefe de estado que ha sido educado para ello y que además tiene el relumbrón que le da la monarquía (que aunque no impresione a mucha gente en España, fuera si tiene tirón). Aquellos que argumentan que la institución es demasiado cara, quiero recordarles que un jefe de estado como el alemán o el francés, a parte de no ser mucho más baratos que tener un rey, resulta que después de cuatro/cinco/seis años de ejercer el puesto hay que mantenerlos para el resto (inclusive escoltas, etc.), aunque ya no ejerzan. Es decir, en vez de un rey hay como seis o siete.

Lo que me fastidia realmente es que parece que mucha gente grita «república» como si fuera la solución de todos los problemas. Me recuerda un tanto a los nacionalistas, para los que gritar «independencia» es la solución. El problema no son ni la monarquía ni la «dependencia», el problema está en otra parte y cambiando el collar al perro no solo no solucionamos el problema, sino que los problemas que no se solucionan, se pudren. Gritar «república» ahora mismo de hecho distrae de la solución de nuestros problemas. Si tuviésemos una república, ¿alguien duda de que el primer ministro sería Rajoy? ¿El presidente quizás sería Aznar? ¿Esa es la solución a la crisis?

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