viernes, 8 de junio de 2012

Lujos que nos permitimos

Supongo que el artículo de Krugman en el New York Times, anunciando la salida del Euro de Grecia y el corralito de España e Italia, es  bien conocido. Visto lo visto, no parece, de momento, que se haya equivocado mucho. Pero no quería comentar eso.

Una de las cosas que ha dicho Krugman es que España tiene un problema de fondo: el déficit comercial. Comenta que, hasta que no se haya solucionado es problema de fondo, no vamos a salir de la crisis. Hasta que entramos en el Euro, este problema lo solucionábamos, o por lo menos lo manteníamos a raya, a base de devaluar nuestra moneda. Esa solución ya no es posible dentro del Euro.

¿Cuál es la solución que han obligado a seguir en los PIIGS? Pues la devaluación de nuestro nivel de vida. Si tenemos menos dinero, gastamos menos en productos extranjeros. Si tenemos menos servicios, nuestros gobiernos tendrán que gastar menos. El efecto perverso es que tampoco se gasta en productos propios, por lo que todos los sectores que no están dedicados casi exclusivamente a la exportación se verán muy perjudicados, dañando el tejido industrial del país. así tenemos un círculo vicioso que está llevando a Grecia al borde de una Guerra Civil. Evidentemente, esto beneficia a los países que imponen las condiciones, ya que sus exportaciones llenarán el vacío dejado.

Yo no veo que podamos solucionar este problema de fondo dentro del Euro. Los poderes económicos realizan una política monetaria y económica que beneficia a los países ricos (por algo el Banco Central Europeo está en Fráncfort) y perjudica a los pobres, mientras que no hay un sistema de compensación, como el que existe dentro de las fronteras nacionales, que pudiera equilibrar este efecto. El Euro es un lujo que no podemos permitirnos. Salir del Euro sería duro, pero después de un año o dos de crisis, por lo menos tendríamos una perspectiva de salir. Ahora mismo llevamos cuatro sin perspectiva de mejora.

La cuestión es que no tenemos políticos de nivel como para tomar una decisión de esa envergadura. Los políticos de talla parece que aparecieron y desaparecieron con la Transición, pero eso es otra entrada.

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