lunes, 14 de mayo de 2012

Die Brücke am Tay / El puente sobre el Tay

"Wann treffen wir drei wieder zusamm'?"
"Um die siebente Stund', am Brückendamm."
"Am Mittelpfeiler."
"Ich lösch die Flamm'."
"Ich mit."
"Ich komme vom Norden her."
"Und ich vom Süden."
"Und ich vom Meer."


"Hei, das gibt ein Ringelreihn,
und die Brücke muß in den Grund hinein."
"Und der Zug, der in die Brücke tritt
um die siebente Stund'?"
"Ei, der muß mit."
"Muß mit."
"Tand, Tand
ist das Gebild von Menschenhand."

Auf der Norderseite, das Brückenhaus -
alle Fenster sehen nach Süden aus,
und die Brücknersleut', ohne Rast und Ruh
und in Bangen sehen nach Süden zu,
sehen und warten, ob nicht ein Licht
übers Wasser hin "ich komme" spricht,
"ich komme, trotz Nacht und Sturmesflug,
ich, der Edinburger Zug."


Und der Brückner jetzt: "Ich seh einen Schein
am andern Ufer. Das muß er sein.
Nun, Mutter, weg mit dem bangen Traum,
unser Johnie kommt und will seinen Baum,
und was noch am Baume von Lichtern ist,
zünd alles an wie zum heiligen Christ,
der will heuer zweimal mit uns sein, -
und in elf Minuten ist er herein."


Und es war der Zug. Am Süderturm
keucht er vorbei jetzt gegen den Sturm,
und Johnie spricht: "Die Brücke noch!
Aber was tut es, wir zwingen es doch.
Ein fester Kessel, ein doppelter Dampf,
die bleiben Sieger in solchem Kampf,
und wie's auch rast und ringt und rennt,
wir kriegen es unter: das Element.


Und unser Stolz ist unsre Brück';
ich lache, denk ich an früher zurück,
an all den Jammer und all die Not
mit dem elend alten Schifferboot;
wie manche liebe Christfestnacht
hab ich im Fährhaus zugebracht
und sah unsrer Fenster lichten Schein
und zählte und konnte nicht drüben sein."

Auf der Norderseite, das Brückenhaus -
alle Fenster sehen nach Süden aus,
und die Brücknersleut' ohne Rast und Ruh
und in Bangen sehen nach Süden zu;
denn wütender wurde der Winde Spiel,
und jetzt, als ob Feuer vom Himmel fiel,
erglüht es in niederschießender Pracht
überm Wasser unten... Und wieder ist Nacht.


"Wann treffen wir drei wieder zusamm'?"
"Um Mitternacht, am Bergeskamm."
"Auf dem hohen Moor, am Erlenstamm."
"Ich komme."
"Ich mit."
"Ich nenn euch die Zahl."
"Und ich die Namen."
"Und ich die Qual."
"Hei!
Wie Splitter brach das Gebälk entzwei."
"Tand, Tand
ist das Gebilde von Menschenhand"

«¿Cuándo nos encontramos los tres de nuevo?»
«En la séptima hora, en el puente presa.»
«En la columna central.»
«Yo apago la llama.»
«Yo contigo.»
«Yo vengo del norte.»
«Y yo del sur.»
«Y yo del mar.»

«Hey, eso da un corro,
y el puente debe irse al suelo.»
«¿Y el tren, que entra en el puente
hacia la séptima hora?»
«Ay, ese tiene que seguirlo.»
«Tiene que seguirlo.»
«Tan, tan
es la creación por la mano del hombre.»

En el lado norte, la casa del puente -
todas las ventanas ven al sur,
y los responsables del puente, sin descanso
y con preocupación miran hacia el sur,
miran y esperan, por si una luz
no dice por encima del agua «vengo»,
«vengo, a pesar de la noche y de la tormenta,
yo, el tren de Edimburgo.»

Y el responsable ahora: «veo una luz
en la otra orilla. Eso debe ser.
Madre, deja el sueño angustioso,
nuestro Johnie viene y quiere su árbol,
y las luces que hay en el árbol,
enciende todo como para el Santo Cristo,
él quiere estar con nosotros dos veces este año, -
y en once minutos ha llegado.»

Y era el tren. En la torre del sur
pasa jadeando ahora contra la tormenta,
y Johnie dice: «¡Todavía el puente!
Pero que importa, aun lo conseguiremos.
Un a caldera fuerte, un vapor redoblado,
permanecen vencedores en una lucha así,
que se enfurezca y suene y corra como quiera,
conseguiremos vencerlo: los elementos.

Y nuestro orgullo es nuestro puente;
río, pienso en otros tiempos,
en todas las quejas y apuros
con el viejo y antrajoso barco;
como pasé alguna Nochebuena
en la parada del ferry
y miraba las luces de nuestras ventanas
y las contaba y no podía estar allí.»

En el lado norte, la casa del puente -
todas las ventanas ven al sur,
y los responsables del puente, sin descanso
y con preocupación miran hacia el sur;
pues furioso se ha vuelto el juego del viento,
y ahora, como si cayese fuego del cielo,
incandescente en una magnífica lanza
sobre el agua abajo... Y vuelve a hacerse de noche.

«¿Cuándo nos encontramos los tres de nuevo?»
«Hacia medianoche, el la cordillera.»
«En el alto páramo, junto al tronco del álamo.»
«Yo vengo.»
«Yo contigo.»
«Yo os digo el número.»
«Y yo los nombres.»
«Y yo el tormento.»
«¡Ey!
Como astillas rompió la madera en dos.»
«Tan, tan
es la creación por la mano del hombre.»


Theodor Fontane

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