lunes, 21 de mayo de 2012

¡Monja mala!

Ahora resulta que están metiendo en cintura a las monjas de Estados Unidos, porque no se oponen lo suficiente al matrimonio homosexual, el aborto y los anticonceptivos (ver artículos del Washington Post y de Reuters), un movimiento que han estado planeando durante años. Parece ser que se estaban desviando de la doctrina de la Iglesia y dedicaban sus principales esfuerzos a los pobres y desfavorecidos. ¡Monjas preocupándose de las mujeres y los pobres! ¿¡A dónde vamos a llegar!? Es mucho más importante evitar que dos hombres puedan casarse por lo civil.

La columnista del New York Times, Maureen Dowd, lo ha expresado muy bien,
Mientras los republicanos tratan de forcejear con las mujeres para ponerles el cinturón de castidad, el Vaticano trata de amordazar a las monjas americanas. ¿Quién cree que es guai acosar a las monjas? Mientras continúan curando y educando, la comunidad de hermanas está envejeciendo y muriendo porque pocas mujeres jóvenes quieren hacer tales sacrificios por una iglesia que está empeñada en meter a las mujeres en vereda. Pero las monjas tienen que ser mantenidas a raya por los hombres medievales y crepusculares que dirigen la Iglesia católica. ¿Cómo puede la jerarquía católica estar más ofendida por la apasionada defensa de los pobres por las monjas, que de la sórdida pedofilia de los curas? ¿Como puedes recibir consejo espiritual de una iglesia que parece haber perdido su alma?
Esto contrasta con la reacción, mejor dicho, la no reacción del episcopado al robo de niños. ¿Que clases de Iglesia es esta? ¿Cómo pretenden reclamar algún tipo de superioridad moral? ¿Alguien me lo puede explicar?

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