martes, 15 de mayo de 2012

La retórica del vago

Con la retórica del vago me refiero a un argumento que se ha vuelto a ponerse de moda en los últimos años, que viene a decir que los pobres lo son porque son vagos.

Las raíces de este pensamiento están en el racismo del siglo XIX. Cuando los europeos buscaron justificaciones de su superioridad, buscaron sobre todo en la religión y el darwinismo mal entendido. El argumento religioso se les acabó enseguida, en cuanto los conquistados adoptaron las religiones cristianas. En cambio el darwinismo mal entendido se mantuvo: los blancos son superiores a los negros porque están más evolucionados, quedando en la cumbre de la pirámide racial naturalmente los europeos rubios del norte, los inventores de la idea. Esta supuesta superioridad evolutiva se traduciría en una superioridad intelectual, en una mayor productividad: «los negros son pobres porque no trabajan.»

Con el tiempo, tras una guerra que devastó medio planeta, quedó claro que no existe diferencia biológica entre los diferentes pueblos del mundo que justificase cualquier diferencia intelectual o social. Pero entonces, ¿cómo se aclaraba la evidente superioridad tecnológica y económica de los europeos y sus descendientes americanos? Una explicación muy extendida y socorrida es que «son unos vagos». Naturalmente que no se expresa así. Normalmente se expresa al revés, «es que en Aquiestán somos muy trabajadores», que queda políticamente más correcto. En el fondo es el mismo argumento racista que arriba: «nosotros somos mejores que vosotros».

Es interesante preguntarse en que consiste esa vagancia, como hace Ha-Joon Chang en su libro 23 Things They Don't Tell You About Capitalism. ¿Quiere decir que un conductor de autobús en Oslo trabaja más que uno en Karachi? ¿Que un ingeniero de Múnich trabaja más que uno de Sevilla? No, de hecho suele ser al revés. Sé por experiencia propia que los alemanes, en un puesto de trabajo equivalente, trabajan menos que un español, aunque sólo sea por las condiciones de trabajo: 30 día laborables de vacaciones al año, jornada máxima de 10 horas regulada por ley, a menudo horario flexible con cuenta de horas extras, etc. Curiosamente, cuando se lleva a un extremeño a Barcelona, trabaja con la misma productividad de que un catalán. Entonces ¿porque siempre hablan de productividad? Pues por que por conveniencia se comparan churras con merinas. Es evidente que un trabajador que conduce una cosechadora es mucho más productivo que un pueblo entero en África recogiendo la cosecha. ¿Me va a decir alguien que el conductor de la cosechadora, en su cabina climatizada trabaja más duro que los agricultores de África, trabajando bajo un sol de justicia, recogiendo lo justo para poder comer? Y encima tienen que aguantar del conductor de la cosechadora que les diga que son unos vagos, que él aún va a casa y se dedica a restaurar coches, su hobby, mientras los africanos se dedican a charlar, beber y no hacer nada productivo con su tiempo libre.

Recuerdo una periodista norteamericana que hizo un experimento (no encuentro el libro, pero era similar a Working in the Shadows: A Year of Doing the Jobs (Most) Americans Won't Do): durante un año debía trabajar sin usar los conocimientos adquiridos para su profesión de periodista, es decir, sólo podía decir que sabía leer, escribir y hacer las cuentas básicas. La mujer empezó pensando, «bueno, como sólo tendré que trabajar mis horas fijas, luego podré irme a casa con la cabeza despejada, podré dedicarme a leer todos los libros que tengo atrasados.» No duró ni dos meses. Acabó en un piso de alquiler en el que no funcionaba la cerradura, en el piso a ras de calle, en un barrio lleno de prostitución y droga. No podía ni dormir del miedo que tenía a que entraran a violarla.

Y es lo mismo cuando un alto ejecutivo del Banco de Santander cobra unos cuantos millones. Esos altos ejecutivos están convencidos de que se merecen ese sueldo, que su productividad (el grado en el que benefician a la empresa) es así de alta. Y además están convencidos de que el que no ha conseguido llegar a donde ellos es por que no se ha esforzado los suficiente. ¿Suenan de algo esos argumentos? Todos los estudios lo demuestran, el éxito que alguien tiene en la vida y la familia de la que proviene son los dos elementos que presentan una mayor correlación. Existen excepciones, claro, los conocemos todos, pero los datos están ahí.

Este tipo de argumentación surge con fuerza en época de crisis. A nivel Europeo, desde la II Guerra Mundial no se había oído una retórica tan violenta contra otros pueblos europeos. En Alemania ya es aceptable hablar de que los griegos son unos vagos, y por extensión los italianos, portugueses y españoles también, claro. Pero no señalemos con el dedo, porque en otros países como Finlandia u Holanda están en lo mismo, se niegan a financiar a esos holgazanes del sur. Incluso dentro de España, la retórica catalanista de que los Andaluces y Extremeños son unos haraganes que están viviendo del dinero catalán, mientras que en Cataluña hay que ahorrar, se enmarca en la misma idea.

¿Y a qué viene todo este tochazo?, pues simplemente que ya estoy hasta los mismísimos de oír a todo el mundo hablar desde sus cómodas tumbonas de que los demás son unos vagos y tenía que explayarme. Para la próxima podéis simplemente ignorarlo si veis demasiado texto

P.D. Otro día explico la única teoría que conozco que explica porqué Occidente tiene una superioridad tecnológica y económica y que no tiene aires racistas, que esta estrada ya es demasiado larga.

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