viernes, 13 de abril de 2012

A una hermosa dama de cabell negre que se pentinava en un terrat ab una pinta de marfil

Amb una pinta de marfil polia
sos cabells de finíssima atzabeja
a qui los d’or més fi tenen enveja,
en un terrat, la bella Flora, un dia;
Con un peine de marfil pulía
sus cabellos de finísimo azabache
a quien los de oro más finos tienen envidia,
en una azotea, la bella Flor, un día;
entre ells la pura neu se descobria
del coll que, amb son contrari, més campeja,
i, com la mà com lo marfil blanqueja,
pinta i mà d’una peça pareixia
entre ellos la pura nieve se descubría
el cuello que, con su contrario, más campea,
y, con la mano como el marfil blanquea,
peine y mano de una pieza parecían.
Jo, de lluny, tan atònit contemplava
lo dolç combat, que, amb extremada gràcia,
aquestos dos contraris mantenien,
Yo, de lejos, atónito contemplaba
el dulce combate, que, con extremada gracia,
estos dos contrarios mantenían,
Que el cor, enamorat, se m’alterava
i, temerós d’alguna gran desgràcia,
de prendre’ls tregües ganes me venien.
Que el corazón, enamorado, se me alteraba
y, temeroso de alguna gran desgracia,
de tomarles treguas ganas me venían.


Francesc Vicent García

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